Monegros, barro, barro y mas barro


-”Va a caer la mundial…”
-”Malo será…”
-”Va a caer la mundial… encima nuestra.”
Cuando quedan 300 metros para el último avituallamiento y empieza a caer alguna gota.
Fermín parece que va, que no es poco y sale de allí mientras el resto rellenamos botellines.
Pasados dos kilómetros, se que me he equivocado. NO era necesario recargar agua… porque del cielo cae toda la que quiera y mas…. mucha más…
Estamos en zona arcillosa y en menos de dos minutos (no es un tiempo figurado, sino real), mi rueda empieza a parecerse a la de un tractor, por su grosor…juauauaujua
Los charcos empiezan a convertirse en ríos, la gente se baja de las bicis y veo bikers cayendo al suelo aquí y allí por doquier…
Yo, entrenado en esto del barro (si ya os decía que lo de Lerín vendría bien antes o después…), sigo avanzando confiado en que el resto de Karrikiris me siguen.
Pasados 10 minutos, echo la vista atrás y no hay nadie. No es que no vengan mis compinche, sino que no se ve a NADIE.
BUENO!!!!Me detengo y a lo lejos en una loma por la que pase veo aparecer en procesión, tipos andando resbalando con la bici al lado, mientras juran, se ayudan unos a otros…
Conforme pasan, varios de ellos preguntan:-”Que ruedas llevas?”
Albert Gonzalez saboreó el barro monegril mientras llevaba la bici a hombros (dicen que su cara sigue plasmada en alguna parte de los monegros)
Tras la tormenta se vió a un tío andando, con el botellín de agua y sin bici. Le preguntaron que donde estaba y respondió alo así como: -”Por ahí la he tirado a tomar por….” (eso debería de dar una idea de como se puso el terreno y lo dificultoso del avance durante la tormenta
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